Sexo sin fluir

miércoles, 12 de diciembre de 2007

Adán, como en la Biblia, representa a veces a todos los hombres... a todos los hombres que en el lecho te atrapan, te aman, te lamen, te poseen, te besan desesperadamente... con la carne del deseo, vibrante, humeda, arrogante...

Mientras yo mantengo la mirada perdida, formando parte del rito sagrado del sexo, desde el lado femenino, que piensa no sólo en uno sino, en el Adán que representa a todos a la vez... a todos los que me quieren, los que me aman, me desean, me halagan, los que me acompañan, los misóginos, los perdidos, los que no quieren mi carne, los que yo deseo...


Y así, me abandono al acto sagrado de la carne y así me siento tomada por todos a la vez, con la mente en blanco y entregada al único hombre, a todos... pero sóla, apenas sintiendo a esa otra alma que en forma de carne entra y sale en mi...

...y acaba así en un grito de orgasmo convertido en soledad, en ausencia, en desperdicio de cuerpos y deseos, y de fluidos vivos que están presentes, pero precisamente sin fluir....

Foto: Córdoba, ayer... Lo vivo fluyendo para luchar contra lo inerte y lo sucio... siempre puede