Cogido por las riendas

viernes, 6 de junio de 2008

Con el tiempo, (mejor decir, "en este tiempo") estoy descubriendo poco a poco que la felicidad no tiene razón de ser, a la felicidad no le hacen falta razones... Siempre hay razones para ser feliz... siempre es posible encontrarla en algún rinconcito, y siempre hay alguien que te puede sorprender y hacerte pasar un gran día...

Me siento libre, ligera, serena, capaz de volar, de llegar a mi casa sola muy tarde, porque hoy y ahora nadie será capaz de mermar mi energía y mis capacidades...

Jamás creía que iba a ser capaz de conducir, al igual que desconfiaba de mi en otros aspectos de mi vida... Y a veces parece que todo tiene una curiosa relación... Aquí está la magia y la casualidad de la vida...

Tengo las riendas, las riendas de mi destino, el volante en mis manos. Más fuerte, controlándolo mejor en cada curva, en cada bache... Ya he aprendido a coger el pulso a mis piés sobre la tierra y en el aire, sobre el embrague. Ya sé pisarlo a fondo cuando hay que hacerlo, rápidamente, pero también sé soltarlo poco a poco, y contar hasta tres hasta soltarlo del todo sin quedarme atrapada, "calada" y parada sin saber reaccionar...

Mi pie derecho ya sabe diferenciar entre los dos pedales antagónicos de la vida, y ya los sé poner en el freno y en el acelerador, suavemente siempre, controlando la presión en su justa medida y en cada momento necesario que se requiera.

Porque la vida es un poco como conducir un coche, tienes que buscar tu punto exacto, hacer la presión necesaria, saber cuando hay que actuar firmemente y hasta el fondo, y cuando hacerlo muy lentamente, casi sin apreciarlo... Y todo siempre suavemente, de forma sinuosa, y que llegue a ser tan imperceptible que al final lo hagas sin darte cuenta. Embragar, frenar, acelerar, observar, y poner la marcha necesaria en cada ocasión.

Ya sé también mirar antes de actuar, sin lanzarme, con seguridad... Las distancias por el retrovisor me parecían antes absurdas e irreales, pero he aprendido a mirarlas, y a saber la distancia justa, el momento exacto en el que puedo pasar... he aprendido otra forma de ver la realidad, y he aprendido así que en la distorsión está también la verdad...

Y yo aun voy en primera, porque mi motor necesita más fuerza y debo ir lenta y pisando con seguridad de no chocarme, pero dentro de nada meteré segunda, y ya podré ir más desahogada, despreocupada por la cautela de la primera marcha... Y espero pronto poder meter quinta, y así viajar muy muy liviana sin apenas gastar combustible, más libre... La marcha atrás la tomaré siempre en mi vida en situaciones delicadas, en momentos, que siempre vendrán, que requerirán una maniobra especial, pero siempre mi mano estará sobre la palanca dispuesta para ir a la izquierda y adelante, y a caminar de frente¡¡¡

Cuando el examinador me dé el aprobado, habré dado un paso más, me olvidaré de toda esta agonía, confusión e inseguridad... Ahí ya seré totalmente libre, pero una parte de mi estará melancólica por la riqueza y el descubrimiento en los tiempos de crisis, de aprendizaje y de dolor, pero habré ganado otra batalla más en la vida, en mi vida...